jueves, 17 de diciembre de 2009

El Regalo


Había un pueblo que se llamaba La Aguja, era como una isla, había pocos habitantes y se conocían mucho.
Vivía un matrimonio y sus hijos: Rubén 13 años, Eduardo de 10 y la más pequeña Julieta de 3 años. El padre tenia 40 años se llamaba Juan trabajaba como empleado de un almacén pero las cosas no le iban bien, la madre, Beba de 38 años era ama de casa, no tenia trabajo.
Vivían una casa chica, muy humilde, con el techo de chapa, las paredes de cartón, no tenían una mesa para comer y dormían todos en el único ambiente que tenía la casa.
El almacén quedaba al lado de la casa, se llamaba. El almacén de Juan.
A la mañana los chicos salieron para ir a la escuela como todos los días. El camino era de tierra y al costado se veía el río y había un puente para cruzarlo y llegar a la escuela.
Al rato Rubén le dijo a su hermano.
Rubén: - Ya pronto llega Navidad, falta 3 meses.
Eduardo:- Es cierto, falta muy poco.
Ellos empezaron a caminar con la cabeza gacha, pensando qué bueno sería tener una casa nueva como regalo de Navidad.
Cuando los chicos salieron para la escuela, la madre empezó a limpiar la humilde casa, mientras escuchaba música; le gustaba el rock, y con el palo de escoba bailando como si estuviera bailando con su marido. En ese momento su hija, la más pequeña cuando se despertó, se escapó de su habitación. La madre no la vio porque estaba limpiando, la niña se fue al almacén donde trabajaba su padre que cuando la vio dijo:
Padre:- Julieta dónde vas, no ves que estás desnuda.
Entonces se metieron los dos adentro de la casa y en el momento que el padre le ponía la ropa el padre, la niña se hizo caca.
Más tarde, llegaron los dos hermanos de la escuela y se pusieron a comer, después se fueron a sus cuartos. El mayor se sentó en su escritorio para escribirle una nota a Papá Noel.
Estimado Papá Noel:
Te escribo estas pocas líneas para decirle que a mi hermano y a mí nos gustaría tener una casa más grande, con una cama para uno, un baño y una mesita para comer. No te olvides de nosotros Papá Noel. Firma Ruben.
Agarro el papel, lo dobló, lo puso adentro del sobre, lo pegó con la lengua y escribió el nombre de la dirección donde vive Papá Noel.
Los dos salieron de la casa y empezaron a caminar hasta encontrar un buzón.
Faltaba un mes para Navidad y tanto los papás y los chicos estaban tristes porque sabían que no iba a haber regalos para Navidad, la situación económica era cada vez peor.
Llegó la noche buena, pero esta familia se fue a dormir como cualquier otro día. De pronto Julieta se despertó porque sentio un ruido, se levantó y miró a través de la única ventana de la casa. Y grito:
- Mamá, mamá mira viene viejo barbudo, quién será.
La madre se levantó sobresaltada, no lo podía creer. Los dos hermanos saltaron de la cama y fueron a ver por la ventana. Y todos juntos gritaron; ¡¡ ES PAPÁ NOEL!!! Pero de pronto vieron que Papá Noel se alejaba y desaparecía es una estrella. Papá Noel se había marchado.
Rubén, triste, se dio vuelta miró por debajo de la puerta y había una carta, la agarró, rompió rápidamente el sobre, leyó lo que decía:
Señoritos; ustedes me mandaron una carta con un deseo, bueno ahora se hará realidad. Y como en un cuento de hadas, de repente se sintió como un temblor, la casa humilde de esta gran familia
se había convertido en la casa de sus sueños.
Había un pueblo que se llamaba La Aguja, era como una isla, había pocos habitantes y se conocían mucho.
Vivía un matrimonio y sus hijos: Rubén 13 años, Eduardo de 10 y la más pequeña Julieta de 3 años. El padre tenia 40 años se llamaba Juan trabajaba como empleado de un almacén pero las cosas no le iban bien, la madre, Beba de 38 años era ama de casa, no tenia trabajo.
Vivían una casa chica, muy humilde, con el techo de chapa, las paredes de cartón, no tenían una mesa para comer y dormían todos en el único ambiente que tenía la casa.
El almacén quedaba al lado de la casa, se llamaba. El almacén de Juan.
A la mañana los chicos salieron para ir a la escuela como todos los días. El camino era de tierra y al costado se veía el río y había un puente para cruzarlo y llegar a la escuela.
Al rato Rubén le dijo a su hermano.
Rubén: - Ya pronto llega Navidad, falta 3 meses.
Eduardo:- Es cierto, falta muy poco.
Ellos empezaron a caminar con la cabeza gacha, pensando qué bueno sería tener una casa nueva como regalo de Navidad.
Cuando los chicos salieron para la escuela, la madre empezó a limpiar la humilde casa, mientras escuchaba música; le gustaba el rock, y con el palo de escoba bailando como si estuviera bailando con su marido. En ese momento su hija, la más pequeña cuando se despertó, se escapó de su habitación. La madre no la vio porque estaba limpiando, la niña se fue al almacén donde trabajaba su padre que cuando la vio dijo:
Padre:- Julieta dónde vas, no ves que estás desnuda.
Entonces se metieron los dos adentro de la casa y en el momento que el padre le ponía la ropa el padre, la niña se hizo caca.
Más tarde, llegaron los dos hermanos de la escuela y se pusieron a comer, después se fueron a sus cuartos. El mayor se sentó en su escritorio para escribirle una nota a Papá Noel.
Estimado Papá Noel:
Te escribo estas pocas líneas para decirle que a mi hermano y a mí nos gustaría tener una casa más grande, con una cama para uno, un baño y una mesita para comer. No te olvides de nosotros Papá Noel. Firma Ruben.
Agarro el papel, lo dobló, lo puso adentro del sobre, lo pegó con la lengua y escribió el nombre de la dirección donde vive Papá Noel.
Los dos salieron de la casa y empezaron a caminar hasta encontrar un buzón.
Faltaba un mes para Navidad y tanto los papás y los chicos estaban tristes porque sabían que no iba a haber regalos para Navidad, la situación económica era cada vez peor.
Llegó la noche buena, pero esta familia se fue a dormir como cualquier otro día. De pronto Julieta se despertó porque sentio un ruido, se levantó y miró a través de la única ventana de la casa. Y grito:
- Mamá, mamá mira viene viejo barbudo, quién será.
La madre se levantó sobresaltada, no lo podía creer. Los dos hermanos saltaron de la cama y fueron a ver por la ventana. Y todos juntos gritaron; ¡¡ ES PAPÁ NOEL!!! Pero de pronto vieron que Papá Noel se alejaba y desaparecía es una estrella. Papá Noel se había marchado.
Rubén, triste, se dio vuelta miró por debajo de la puerta y había una carta, la agarró, rompió rápidamente el sobre, leyó lo que decía:
Señoritos; ustedes me mandaron una carta con un deseo, bueno ahora se hará realidad. Y como en un cuento de hadas, de repente se sintió como un temblor, la casa humilde de esta gran familia se había convertido en la casa de sus sueños.
Héctor D Burini

1 comentario:

ALICIA dijo...

mientras lo leìa me imaginè el lugar ,sentì latriteza de la gente.Tu escritura me permite meterme en la hsitoria .Esa es la habilidad de un escritor lograr que al lector le pase algo, algo inesperado y que por un rato, mientras lee , viva en otro mundo, el de la hisotira.

Tu colaboradora : alicia
Una obeservaciòn. REVISÀ EL CUENTO PORQUE SE ESCRIBIÒ DOS VECES.