viernes, 18 de diciembre de 2009

Hico,hico


En Rosario vive una familia, el padre, la madre y dos jóvenes de 20 y 17 años. Se llevan bien, son unidos y tienen una casa grande amplia.
Adrián, el mayor, en su habitación tiene la música todo el país y el menor, Lucas, tiene una foto de su caballo que se llama Dulce. Él dice: “Hico, hico caballito.”
Una mañana hermosa y de sol, la madre estaba sirviendo desayuno y el padre, Juan, dijo: - Hoy es un día lindo, es hermoso vamos ir al campo, a ver como está todo por allá.
El padre busca su auto en el garaje, es un Fíat 1500, la madre lleva la comida y Adrián lo lleva su hermano en la silla de rueda, lo suben en el auto y parten.
Lucas es muy inteligente, nació con una discapacidad, hizo rehabilitación un par años para mover un poco la pierna y equitación, que le hizo bien y los profesores estaban contentos. Cuando cumplió 15 años le regalaron el caballo que usaba.
El sueño Lucas es correr una carrera de caballos.
Ya llegaron la estancia de estilo Yanqui y se bajaron todos del coche.
Adrián y la madre fueron a la casa llevar la comida, Lucas y el padre fueron a ver a Dulce. Juan abrió la puerta caballeriza, un cuidador lo estaba cepillando y Dulce sintió el olor de su amo y se fue al lado él, le puso su cabeza para una caricia. Lucas le acarició y le dijo: - Me llevas para correr un poco.
El cuidador puso la montura al caballo. Estaba su lado Lucas y dice: - ¡Hico, hico caballito! ¡Por favor baja!
Dulce obedeció con elegancia. Se puso de rodillas el piso, Lucas subió, se puso un cinturón seguro para no caerse del caballo. En ese momento aparece Adrián con su grabadora escuchando música, lo vio y no dijo nada.
Lucas salió de caballeriza, trotaba como si fuera a ganar un premio al mejor equino. Todos salieron a verlo. Corrió solo. Así terminó su rehabilitación, ya no necesitaba ayuda de nadie.
El cuidador llamó padre de Lucas para hablar de un asunto. Adrián entró en la casa.
Al rato el padre entró a la casa con la cabeza baja y comento este asunto su esposa, a su hijo. No lo contó a Lucas.
El peón le había entregado un papel que decía: “ Ud. debe $100.000. de impuestos que debe pagar si llega a dos meses sé rematará esta estancia”.
Juan dice al peón: - Única forma es vender a Dulce, ya lo sé, lo daña mi querido hijo.
Al mediodía Juan prepara la mesa y dice la verdad a Lucas, mientras tanto estaba la televisión encendida y escucharon una noticia que decía: -
“¡ Carrera de caballo! ¡A ganador un premio de $100.000! ¡Dentro de un mes se corre, inscribirse en hipódromo!”
Todos escucharon esta noticia, estaban sorprendidos y alegres ya que el padre podía salvar este campo si Lucas corría la carrera.
Le contaron todo que sucedido a Lucas, le gustó mucho la idea.
Regresaron a la ciudad.
A la mañana siguiente, Adrián se fue para anotar su querido hermano en el hipódromo.
La familia le contó todo a los profesores, querían que opinaran.
Los profesores dijeron: - no es fácil para Dulce esta competencia. Miraron a la familia y estaban un poco caídos de ánimo. Un profesor le dijo a Lucas - ¿Te aguantas todos las mañana temprano practicar vos y Dulce? Dulce no es caballo de carrera y vas ponerte triste sí le pasa algo.
Lucas: - Bueno, correr riesgo es valiente, si es una causa como ésta voy a correr.
A la mañana temprano fueron hipódromo y empezó el entrenamiento. Así todos los días y las tardes, durante 28 días practicaron. El último día el reloj dio la mejor marca, los profesores estaban contentos y le dijeron que descansen.
Mientras Lucas y Dulce descansaban, el padre de Lucas le preguntó a los profesores: -¿Señores aguanta Dulce esta carrera?
Los profesores se miraron entre ellos y uno dijo: - ¿Por ahora aguanta, después no sé?
¡Por fin llego el día esperado! Lucas y Dulce estaban en el hipódromo y Lucas dice a Dulce: -¡ Hico, hico caballito! Baja por favor.
Dulce apoyó su rodilla en el suelo y Lucas subió, se ató el cinturón, se puso un saquito color de verde, se metió en la pista del campo con un profesor.
Estaban todos los competidores, había mucha gente. Adrián, Juan y Rita se sentaron una escalera.
Todos los competidores se van poniendo en una casilla para largar, están todos listos, un señor tiene un revólver, apuntó hacia arriba y disparó.
Largaron los competidores menos Dulce. Dulce tenia un poco miedo y entonces su amo repitió las mismas palabras de siempre, entonces Dulce corrió como una liebre. Pasó uno y otro, así sucesivamente y ya cerca del final, la familia alentaba y la gente era todas vibraciones. Dulce y otro caballo estaba cabeza a cabeza, a pocos metros Dulce le ganó por una cabeza. La familia se abrazó, estaban felices. De pronto vieron como se caía el caballo y su hijo, todos salieron rápidos.
Lucas ya salió del caballo, el profesor y un médico fueron a ayudarlo a los dos y Lucas dijo: - ¿Qué le paso mi Hico, hico?
Médico: - No es nada hijo, tiene un poco cansancio nada más, ¡Tú caballo eres fenomenal, siguió por vos!.
Lucas y el profesor agradecieron al médico por la ayuda. Llegó la familia a ver que le pasaba a Lucas. Sintieron un relincho y vieron que Dulce se levantaban. ¡ Bravo!
¡ Linda caballito! Contentos se abrazaron y se fueron a su casa.
Al otro día festejaron con un asado y Lucas se sacó una foto montado en su querido Dulce y tenia en su mano, arriba, la copa del triunfo.

Autor: Héctor D Burini

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