miércoles, 16 de diciembre de 2009
Detective
Yo soy discapacitado, mi problema es parálisis cerebral y tengo 44años.
Una mañana hermosa de pleno verano, 30 grado, estaba es mi oficina, sentado en una silla, con las manos sobre el cuello y el pie izquierdo sobre el escritorio. Estaba pensaba en aquella época cuando estudiaba para ser detective y el mismo tiempo karate, pero finalmente me decidí por ser detective. Me entregaron un diploma que rápidamente lo colgué en la pared de mi primera oficina.
Al principio me costó resolver los delitos, pero con el tiempo y la experiencia se me fue haciendo más fácil.
Un día en mi oficina abrió una señora que era hermosa y elegante, lo vi, me quedé con la boca abierta y me caí al sueldo de la silla. La señora me dijo:
Señora:- ¿Qué le pasó detective, se lastimo?
Me paré enseguida como un resorte y le dije a la señora:
Detective:- Estoy bien, no me pasó nada, discúlpeme porque no lo vi, estaba pesando en otra cosa.
Ella se dio cuenta que yo tenia un problema en la mano derecha, que la tenía cerrada y también al escucharme, notó que hablaba con dificultad.
-Perdón, quiere sentarse en esta silla- le dije.
La señora se sentó en la silla, enfrente de mí con el escritorio de por medio.
Detective:- ¿Qué desea? ¿En qué puedo ayudarla? Perdón, ni siquiera le pregunté su nombre.
Señora:- Soy Liliana Boy, vine porque a mi esposo lo acusaron de cometer un crimen, pero él es inocente.
Yo escuchaba y escribía algunas de las cosas que ella decía. Ella estaba muy preocupada y nerviosa.
Detective:- ¿Por qué sacó esa conclusión señora Boy? ¿Cómo se llama su esposo?
Señora:- M i esposo se llama Matías Boy, es discapacitado como usted detective, tiene afectado el lado izquierdo de su cuerpo, le voy a enseñar una foto.
La señora sacó de la cartera una foto y me lo entregó en mi mano.
Me puse a mirarla y ella seguía nerviosa.
Detective:- Tranquilícese señora Boy, dígame, cómo sucedió hecho.
En ese momento le entregué la foto y ella la guardó en la cartera.
Señora:- Mire detective, la verdad es que la policía encontró a mi esposo al lado de la víctima, que era una mujer que estaba en una habitación de un hotel.
Detective:- Qué interesante... entonces, cuando vino la policía su marido ahí, pero... ¿Cual fue el móvil de crimen?
Señora:- La víctima se llama Juana de Río, el móvil fue un ahorcamiento por el cuello.
Detective:- O sea, que su esposo, supuestamente, la agarró con dos manos por el cuello. Pero... no puede ser señora Boy, su marido no puede manejar las manos ya que tiene una mano inmóvil.
Señor:- Eso dijo la policía, ellos creen que mi esposo fue el asesino.
Detective:- ¿ Usted qué piensa?, ¿Cree que tenía un romance con ello?, ¿Hay algún testigo?
Señora:- Mire detective el otro día llamó esa misma mujer, yo la atendí pienso que habló con mi marido por asunto laboral.
Cuando sucedió el crimen, había una niña pequeña de 8 años, que estaba mirando por la
ventana de su casa, en dirección a las habitaciones del hotel.
Detective:- bueno señora, haré lo que esté al alcance de mi mano, vallase a su casa, yo como primera medida voy a ver la niña.
La señora se levantó de la silla, me agradeció por la ayuda, abrió la puerta y se marchó.
¿ Me quedé solo, pensando en este asunto muy extraño, y en cosas teles como, quién llamó tan rápido a la policía?
A la mañana siguiente bajé la escalera, caminé hasta mi auto, que era muy antiguó, lo había comprado cuando empecé a trabajar en mi oficina. Era un fíat 600, con luces, bocina. Abrí la puerta de mi auto subí, encendí el motor y me marché para buscar el testigo.
Llegué a la casa de la niña, estacioné ahí y caminé hacia la casa. Era de madera, golpeé la puerta, y salió una señora bien vestida que dijo:
Señora:- ¿Si señor, qué le ofrece?
Detective:- Perdóneme señora, yo soy detective, vengo por una niña que presenció un crimen. En el caso de vivir, me gustaría hacerle algunas preguntas.
Señora:- Así mi hija, pase, adelante.
La casa es grande bien amueblado. La nena estaba mirando la T.V, la madre le dijo:
Señora:- Ven Julieta, aquí hay un detective que quiere hacerle una pregunta.
La niña se acerco y yo le dije:
Detective:- ¿Te hago una pregunta, puede ser? ¿Qué viste ese día en el hotel?
Ella estaba un poco asustada porque no me entendía, le pregunte varias veces, hasta que por fin ella contesta.
Niña:- Vi un hombre gordo y pelado como usted, y tenia una chaqueta de médico.
La madre se enojo con ella por lo de - pelado como usted -, pero yo le dije que no tenía importancia, sonriéndole.
Qué interesante ese detalle que tenía una chaqueta de médico.
Detective:- Buena señora, ya me voy, le dijo una tarjeta con mi dirección y el teléfono por cualquier cosa.
Acto seguido la saludé, le di un beso en la frente a la niña y me marché.
Cuando manejaba pensaba en todo este asunto de la niña que vio a un hombre salir del hotel vestido como e médico. Todo esto me resultaba muy raro.
Se me ocurrió averiguar si Juana del Río usaba el apellido de soltera o casada. Entonces me fui a ver a mi amigo Fernando que es policía. De pronto miré por el espejo retrovisor un coche que me perseguía, pero no le llevé el apunte.
Llegué a la estación de policía, había muchos autos, pero pude estacionar mi coche.
Entre y salude a todos los policías. Había unos ladrones que estaban presos y unos travestis que me quisieron molestar pero les pegué con mi puño cerrado sobre sus piernas.
Seguí caminando y a pocos metros encontré a mi amigo Fernando, que tiene Síndrome de Down, es bajitos, muy gordo, pesa 70kg, es cabezón, tiene una señora que se llama Jorgelina, también es Down y es gordita dulce, simpática y estudia para ser policía. A veces se pelean y otro se aman.
Me senté al lado de mí y le conté todo el crimen, la entrevista con la señora Boy y con la niña de 8 años que fue testigo.
Fernando me dijo: - No sabia eso, yo no estaba, me tome vacaciones con mi señora. ¿Quién estaba a cargo del operativo?
Detective:- Un tal Jon, agente novato, dejo todo registro en la computadora.
Mi amigo prendió el aparato y le leyó todo el crimen.
Yo me levanté del legar, corrí haber el informe. Después buscamos datos sobre Juana del Río.
Mientras Fernando buscaba en la computadora, yo miraba por la ventana. Me llevé una sorpresa cuando vi en un coche estacionado, el tipo que me había perseguido hasta la comisaria. Fernando se acercó a mirar.
El tipo miró su reloj, me estaba vigilándome.
En ese momento sonó el teléfono, Fernando atendió, era su esposa, yo aproveche ese instante para ver en la computadora la historia de la víctima.
Ea una mujer casada con una médica, sin hijos, ella era un ayudante.
En ese momento relacione y pensé que interesante fue lo que vio la niña: vio salir de la escena del crimen a un hombre vestido de médico.
Mientras tanto en la estación de policía se armó un lío bárbaro loa trávestis y maricones, (porque se odiaban)
Mi amigo se puso nervioso y grito:
Fernando:- ¿Qué pasa ahí que hay tanto gritos?
Otra vez el guardia arremetió: - Los travestis y los gay no quieren saber nada de estar juntos en una misma celda; En ese preciso momento uno de los gay saca un revólver y lo apunta al guardia.
Fernando con voz más alta le dijo al preso que soltara al guardia, que los iban a separar para no se pelearan; pero que vayan todos a la cárcel.
El preso obedeció porque tenía miedo de que después le pegaban.
Cuando todo se normalizó y había calma nos sentamos en el mismo lugar y le digo a Fernando.
Detective:- ¿Te puede pedir un último cosa?
Fernando:- ¿Si que se ofrece Daniel?
Detective:- Vení, acompáñame, quiero que mires algo por la ventana.
Y cuando nos asomamos le dije: - ¿Viste ese tipo sentado sobre el coche?
Fernando:- Sí.
Detective:- Ese tipo me persiguió desde la casa d la niña. ¿Qué debo hacer?
Fernando:- Le ordenaré a un policía que lo traigamos aquí, mientras tanto, nosotros sigamos chalando.
Detective:- ¿Cómo anda tu señora?
Fernando:- Cómo siempre.
Detective:- ¿Qué pasa, ahora se pelea?
Fernando:- Estoy un poco cansado de ella, dile que tengo otra novia.
Ese momento dos agentes trajeron el sujeto y lo sentamos frente nosotros.
Yo pregunté: - ¿Porque me persigue?
No me contesto, yo pregunté más fuerte; - ¿ Por qué me persigue?
El tipo dijo: - Tengo derecho a una llamada.
Yo estaba furioso, le quise pegar, pero mi amigo me vio y me agarró del brazo, y me dijo:
- Déjame a mí que lo convenzo.
Sé a cerco con la mano sobre la mesa y la otra en la silla, y dijo un tono más fuerte.
Fernando:- Mira aconsejo que contente ahora; sí no tenis dos caminos o dejas de perseguir a mí amigo o te meto en la cárcel con los travestis y los gay para te rompa el cuello.
Pero tipo contesta las preguntas.
Tipo:- Me llamo un señor por el teléfono me pidió de averiguar dónde va tu amigo, y por este trabajo me daba un poco plata.
Se lo llevaron en la cárcel por 24 hs por molestar un ciudadano.
Me sienta e escritorio, mire la pared, el reloj marcaba a las 6 de la tarde y me marché.
Ante de irme le dije a mi amigo Fernando.
Cómprale unas flores a tu señora a sí queda un duque.
A la mañana siguiente fui a un último lugar; al hospital a averiguar si ahí trabajaba la víctima.
Cuando llegue al hospital le pregunte a una enfermera detrás de un estante.
Le dije: - Permítame una pregunta.
Enfermera:- Lo que sea señor.
Detective:- Yo soy detective vengo a averiguar si trabajaba aquí un tal Juana de Río.
- Sí trabajaba aquí, ante su muerte, dijo la señora.
Detective:- ¿El esposo de la víctima trabaja aquí?
Enfermera:- Sí.
Detective:- Cómo se llama.
Enfermera:- Moe del Río.
Detective:- ¿Esta aquí en este momento?
Enfermera:- No, no está aquí en este momento.
Detective:- Quiero una planilla para ver que pasó ante de su muerte.
La enfermera la buscó, la puso en el mostrador y me pese a mirada. Después de rato largo, supe porqué la mató su esposo...
Le di la gracia a la enfermara; y le pregunte.
Detective:- ¿Dónde lo busco al señor Moe?
Ella dijo: - Yo no sé...
Esta frase no terminó porque sonó el teléfono celular.
Detective:- ¿Perdón, quien habla?
La voz sonaba muy cortaba y se escuchaba despacio.
Señora:- Señor detective, habla la madre de Julieta que fue el testigo del crimen.
Detective:- ¿A, sí señora, qué desea? Perdón quiere hablar más fuerte.
Señora:- Mi niña fue raptada por un sujeto, por ser ella un testigo.
Detective: -Buena señora, tranquila va para allá.
Corté celular y fui para allá. Mientras tanto desde mi coche, llamé a mi amigo para contarle o que sucedió.
Llegué yo primero, estaba la madre en la vereda, bajé de mi coche como un rayo, tomé su hombro y le pregunté: - ¿ Por dónde fueron?
Señora:- Hacia el frente, en el mismo hotel en donde se cometió el crimen.
Justo en ese momento llegó mi amigo, él ordenó que dos policía fueran por atrás y nosotros por adelante.
Abrimos la puerta, entramos, había un mostrador, más sillones y una escalera, subimos caminando despacio, no hacíamos ruido.
Mientras los dos policías entraron por atrás con los revólveres en la mano, encontraron una cocina para comer, siguiendo caminando encontraron una puerta. Salieron al comedor, ellos siguieron caminando con sus revólveres, por un pasillo largo había doce puerta seis lado de un lado seis del oro, habríeron una puerta por vez.
El hombre y la niña estaban en una habitación, la nena estaba arriba de la cama y el hombre en el frente de la puerta apuntando con su revólver hacia ellos.
Dos policías entraron en la última habitación y uno ello abrió la puerta con una patada. Entraron con tiros entre sí, había muchos tiros, dos policías cayeron y el hombre estaba
herido en el hombro derecho. Guardo en la cintura del pantalón el revólver, y agarró a la niña del brazo, la chica lloraba y gritaba, quería llamar a su madre y el hombre salió de ahí.
Mientras tanto nosotros estábamos en el último escalón, escuchábamos los tiros, miramos con loa ojos abiertos, sacamos los revólveres, avanzamos por un pasillo donde había cuadros del presente, llegamos al lugar y encontramos dos policías muertos, apuntamos con el revólver, entramos en la habitación, no había nadie.
-Che Fernando, no hay nadie, dije yo.
A los pocos minutos, Fernando vio un poco de sangre, y me dijo: - Daniel aquí en la cama hay sangre.
Nos acercamos ala cama, en el piso y en la puerta había sangre, nos miramos entre sí y estaríamos los dos ojos.
Nosotros pensamos que la niña estaba herida, corrimos para allá y encontramos al hombre y a la niña enfrente de un tapial. El hombre apuntaba a la niña con el revólver en la cabeza y nos dijo:
- Alto ahí no se muevan, sí no mato a la chica.
Nosotros estabamos parado en la puerta. Enfrente de ellos había un tacho de basura, unos autos y dos perros que comían la basura alrededor del tacho, estamos mirando a la chica que seguía llorando y el hombre estaba mal herido, mi amigo estaba muy nervioso y ansioso porque el hombre le apuntaba a la niña y le dijo:
- Miré señor, sí usted la toca a la niña o le pasa algo, lo mato.
Yo agarré a mi amigo con mi mano del brazo, lo traje para mí y le dije: - Déjalo por mi cuenta, yo sé que le paso.
Yo caminaba hacia el raptor y le dije: - Señor Moe, usted no es culpable de la muerte de su señora...
Él estaba escuchando, mientras le apuntaba con el revólver a la chica, yo seguía hablando... y le dije: - Su señora estaba con él para tener...
Yo no terminé la frase porque él se desmayó, le sangraba la herida, agarré a la niña que estaba llorando más fuerte y le dijo: - Anda con mi amigo el policía.
La niña estaba asustada, corrió hacia donde estaba mi amigo.
Detective: - Fernando llama a una ambulancia, después miró al señor que estaba herido.
Al rato vino la ambulancia, sacó la camilla porque estaba el hombre herido, lo pusieron en la camilla y lo llevaron al hospital.
Terminó todo este asunto, y le dije a mi amigo la verdad de lo que sucedió, qué le paso. Después mi amigo habló con el señor juez y en pocos días dejaron en libertad a Matías Boy.
Después de unos días Matías Boy y su esposa fueron a conocer que le había pesado a Juana del Río, por qué su esposo la había matado.
Yo estaba adentro de mi oficina, acomodando un poco la silla, cuando de pronto tocaron la puerta, yo la abrí pasaron adentro y lo invité Matías Boy y a su esposa a sentarse en la silla.
Ella empezó diciendo: - Señor detective le agradece con todo mi corazón.
Yo la interrumpí para dicirle:
- Señora la interrumpo porque hay algo más:
Ellos me escuchaban con mucha atención.
Detective: - Primero quiero decirle que su esposo es macanudo, le pidió a la señora Juana de Río que lo ayudara para tener un hijo. Usted no puede tener porque le sacaron la
matriz. Usted tenía un cáncer y la operaron, entonces su esposo le pidió a esa señora hacerse una inseminación artificial y ella aceptó enseguida. El esposo la mató por creer que la engañaba con el señor Matías Boy.
Me escucharon con atención, entre sí, estaban un poco tristes y poco alegre.
Después de un rato Liliana Boy preguntó.
Liliana: - ¿Qué le pasó al señor Moe?
Yo le dije: - al señor Moe lo condenaron por dos años.
Por último, ya sabían todos que había pasado.
Abrí el cajón, saqué un papel y les entregué a ellos un documento de adopción. Empujé la silla y caminé hacia mi cuarto. Ellos quedaron sorprendidos por mi actitud. Abrí la puerta y salió una señora con un bebé de un mes de vida.
Detective:- El juez ordenó que le diera el bebé.
La señora Boy lo agarró entre sus brazos sintiéndose muy pero muy feliz.
Detective:- Le preguntó al juez sí le faltaba algo al niño, cuna, pañales etc.
Ellos se levantaron, se marcharon los tres muy contentos.
Al otro día estaba con mis amigos Jorgelina y Fernando. Su casa era de madera, afuera se veía un río y adentro tenía una cocina, un comedor otras cosas más. Yo fui a buscar algo para tomar, entré a la cocina, vi el diario sobre la mesa, lo abrí y decía:
El señor Moe se mató. Se ahorcó con la sábana atada del caño en la celda. Le dejó una al juez que decía:
- Señor juez: me mató porque no soporto más a mi conciencia porque yo maté a mi mujer.
- ¿ Qué té pasa, tardaste tanto, no encontraste algo para tomar? Dijo Fernando.
Detective:- Sí, pero encontré este diario. Moe se quitó la vida porque no soportó lo de su esposa.
Fernando dijo: - Bueno, él la muerte.
Fernando:- Vamos al río juntos, nos espera mi señora para meternos en el agua.
Fuimos a nadar los tres juntos.
FIN
Autor: Héctor D Burini
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