viernes, 18 de diciembre de 2009

El ladrón


En la cárcel estaba Juan que tenia más de 50 años. Lo condenaron a 20 años por asalto a un banco y nadie sabía donde estaba el dinero. El único era Juan.
Juan estaba en su celda, sentado en su cama y pensaba en su libertad, dentro de un mes y medio. Sus amigos de la cárcel lo respetaban mucho y también un guardia.
Juan esta casado y tiene una hija. Tiene una foto en la pared de su celda de su señora con su hija en brazos.
Esta historia comienza en años de democracia, Juan ya estaba casado con Juana, tenía una casa hermosa con un living, cocina, comedor, dos piezas y un baño.
Juan estaba en el Monumento a la Bandera festejando que asumió Alfonsin, toda la gente decía:- ¡Viva la democracia y viva Alfonsin! ¡Fuera los militares!
Era de noche y toda la gente regresaba Juan tomó el colectivo para ir a su casa, mientras tanto pensaba “por fin tenemos un hijo, antes no podíamos por la inflación”. Juan llegó a su casa abrazo a su señora e hicieron el amor.
Trabaja de vendedor de coches, se venden poco. Los clientes se asustan con los precios de los coches
Juana tiene desde soltera su negocio de vender y arreglar vestidos y ropas. Es modista y gana muchos más que Juan.
Todos los días Juan llegaba a su casa con cara amargado porque no vendía ningún coche y le pedía a su esposa la plata para comprar la comida y su vicio, el cigarrillo.
Él quería ganar su plata.
Juan la conoció a Juana cuando tenia 15 años, él estaba muy mal porque se quedó solo, abonado por los padres. Se hizo ladrón para comer y los padres de Juana lo ayudaron a salir de esa miseria.
Un día, al mediodía estaba en un bar tomando un café, estaba haciendo tiempo de ir a trabajar y escucha una sirena de policía. Se levantó para ir a trabajar y a pocos metros de ahí, se encontró a la policía, mucha gente. Juan le dice a una señora:- ¿Qué pasó, acá?
La señora estaba muy preocupada y triste por lo que le pasó al almacenero.
Señora:- Estos malditos ladrones robaron al almacenero y los chorros se escaparon.
Juan le dio las gracias y se fue caminando y pensando: - ¡Éste gobierno de mier...! ¡No hace nada para ayudar la gente! Un rato largo tiene una idea “asaltar un banco” “La idea no es mala, ¿cómo hacerlo?”
En principio no era buena idea asaltar un banco, si te agarra la policía te mete preso...
Siempre misma rutina, estaba cansado de su bajo sueldo. Un día fue a buscar al dueño local y le pidió un aumento y el dueño dijo:- ¡No hay! Y Juan furioso como un animal decidió asaltar el banco. Ya tenía un plan.
A la mañana siguiente, Juan estaba en su casa, preperando el plan y pensaba ¿qué quería contarle su señora?
Ayer a la noche cuando estaban cenando Juana le dijo: - Necesito que hablemos, querido.
Él no escuchaba, estaba muy nervioso y después discutieron un poco.
Terminó su desayuno y se fue al banco con un maletín, mientras pensaba ¿Qué será lo importante que Juana me quiere decir?
Llegó al banco caminó hacia un señor estaba escribiendo y le preguntó: - Por favor señor, ¿esta el gerente?
El señor levantó la vista, lo miró y le dice: - Sí está. ¿Qué quiere usted?
Juan estaba poco nervioso: - Un asunto, depositar este dinero, mostrando maletín
El señor lo acompañó a Juan a ver al gerente, un hombre alto, delgado y de bigotes.
Caminaron hacia una puerta, golpearon y entró el empleado y le dijo: - Permiso, lo busca un señor
Gerente:- Que pase. Sentado frente a Juan, le dice: - ¿Qué se ofrece a usted?
Juan muy nervioso sacó un revólver y le apunto al dueño del banco, le dijo: - ¡Esto es un asalto, deme toda plata de la bóveda!
El hombre estaba asustado, quiso tranquilizar al asaltante, este no quiso saber nada.
El gerente agarró las llaves y caminó hacia la bóveda, con su mano derecha había tocado un timbre bajo de su mesa para llamar a la policía.
Juan le da un golpe en la cabeza al gerente y entra a la bóveda y guarda el dinero en la bolsa.
Pronto oye la sirena. Escondió el dinero y salió corriendo.
Llegó la policía, lo persiguieron y se lo llevaron a la comisaría.
Vino su señora, ellos estaban un cuarto de visitas
Juana:- ¡Anoche vos no me dejaste hablarte y discutimos! ¿Por qué no me dijiste nada?
Juan le dio un dolor de alma esas palabras y no escuchaba a su señora.
Juana le cuenta que esta embarazada. Se abrazan, y lloran.
El juez le dio 20 años prisión.
Un día lo visitó Juana y presentó su hija que se llama Beta. Le entrego una foto de ellas.
Juan le dijo: - estoy muy arrepentido.
Pasaron muchos años.
Juan estaba sentado en la cama de su celda, jugando con la llave de su felicidad y él pensaba dos cosas, una falta muy poco para mi libertad, otra recuperar el dinero. Se levantó de la cama y la llave la puso en su pantalón.
Ya es la hora de la salida, Juan estaba en la puerta de chapa y el guardia abrió la puerta Juan salió y saludo el guardia con la mano, no dijeron nada.
Lo estaba esperando su esposa y la hija, caminó hacia ellas y las abrazó a las dos muy emocionado. Subieron a un auto y partieron.
A la mañana siguiente, Juan estaba en su casa, no veía la hora ir buscar su dinero.
Un rato después del desayuno se fue al banco disfrazado como ejecutivo, directamente al baño, con la llave abrió la puerta. Lo había escondido en la tubería del aire acondicionado, allí estaba el dinero, intacto. Estaba feliz, lo tomó y se fue a su casa.
Con su familia están recorriendo el mundo.

Autor: Héctor D Burini

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