martes, 16 de marzo de 2010
UNA NOCHE...
Una noche hermosa, las estrellas iluminan la noche y soplaba un viento suave.
En un baldío sucio y pulguiento se encuentra Daniel un flaco, alto, sucio, con barba, pelo largo y apenas 20 años.
Daniel estaba enfermo, se drogaba desde los 10 años. Los padres se murieron en un accidente auto. Se quedó solo en su casa y él pensaba ¿Quién me ayuda? No tengo a nadie en el mundo. Desolado salía para robar. Una noche de frío y mucha hambre le dieron probar pegamento. Como calmo su hambre lo empezó a usar todo los días.
Un día un vecino lo vio tan mal que lo llevó al hogar del niño huérfano. Unos pocos meses estuvo bien, después cayó en una depresión bárbara recordaba a sus padres, no podía soportar tanto dolor. Después se escapó muchas veces de ahí.
Finalmente, ya con 15 años, vivía en la calle, vagando y le pedía dinero la gente, dormía en una plaza o bajo un puente y con la plata se compraba poxiran.
Caminando, aspirando, caminando, aspirando Daniel, ya sin fuerzas, cayó en un baldío.
De pronto se acercaron dos hombres musculosos y uno
Dijo: -¿Qué esta haciendo aquí?
Daniel:- estaba caminando y me caí
Repitieron de nuevo: - ¿Qué esta haciendo aquí?
Daniel:- Ya- ya le-e-e dije.
A esos tipos no les gustaban los drogaditos y le dieron una paliza. Daniel quedó en el piso con la cara lastimada y medio inconciente.
Un hombre joven que pasó por allí, llamó con el celular a una ambulancia y también a la policía. El señor le contó quiénes lo golpearon ya que los había visto cuando escapaban. La policía salió en busca de los agresores.
A Daniel lo llevaron al hospital, no pudieron salvarlo.
Era una noche lluviosa, única y soplaba un viento suave.
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