martes, 13 de mayo de 2014

Juego




Una mañana brillante de sol.

Un caserío de techos que brillaban como alhajas.

En una de esas casas, una señora estaba mirando por la ventana. Estaba muy arreglada, para salir y su casa también, limpia como un espejo.

Vivía allí desde que nació.

Contemplaba la calle mientras recordaba que de niña jugaba en la vereda con sus amigos. Ahora, no hay nadie, pensó, porque los niños están fanatizados con la computadora, el celular…

Los recuerdos se amontonaban, jugábamos en la vereda al gallito ciego, zapatito de charol, la popa mancha, la rayuela; ¡1, 2,3 cigarrillo 43!, la escondida… Éramos cinco amigos, de 6 y 8 años, nos divertíamos muchos, nos sentíamos alegres.

Levantó su mano y miró la hora, eran a las 10, cuando una voz interrumpió su pensamiento – “Señora, ya vino el remis”

La mujer con un gesto le dijo que espere un momento, no quería abandonar esa sensación de infancia. Luego dio media vuelta y partió. En el camino decidió proponer una ley para que todos los chicos puedan jugar libremente en la vereda.

En el remis la radio comunicaba que “La intendenta de la ciudad de Rosario llegó a la Casa de los Leones a las 10,30 en una mañana de brillante de sol”.





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